De las exquisiteces que hay en el mundo, el jamón ibérico es sin duda una de mis preferidas. Y cada vez que voy a España, quiero llevarme una maleta vacía sólo para traerme un pedazo de esta delicia. Pero como sé que es bastante difícil, mientras estoy allá intento disfrutarlo al máximo. Y busco mil maneras de comerlo.
El jamón ibérico para mí es un estandarte de la gastronomía española. Me encanta su jugosidad, la complejidad y profundidad de su sabor, el retrogusto ligeramente amaderado con notas almendradas provenientes de la bellota que es clave para alcanzar la denominación de este mágico animal. Sin duda este jamón es muy versátil y comerlo es un placer de los dioses, pero hay una manera que me encanta y ahora quiero contarte:
¡Jamón en tapas para todos!
Creo que una de las formas más simples y deliciosas de comerlo es en unas ricas tapas. Con tortilla española, con un sándwich y acompañados de una cerveza bien fría, sin duda es un deleite.
Si tu paladar no es tan experimentado como para comerlo en preparaciones elaboradas, la opción ideal es probarlo con un poco de pan y queso.
Así no hay otro ingrediente que pueda opacar el sabor y podrás disfrutar la textura del jamón al máximo.
Y si no quieres que simplemente sea un pedazo solo de pan para acompañarlo, puedes probarlo con un poco de pan con tomate catalán, que aquí te dejo la receta.
Pero sin duda la forma en la que más me gusta comerlo es… ¡solo!
Unas cuantas lonjas de jamón como aperitivo son indescriptibles. Hacen que disfrutes el sabor profundo y degustes mejor su pureza.
El jamón ibérico me gusta porque es rico, porque con un pancito es mas rico y porque con un vinito o una cerveza al lado ¡es mas rico aún! Me declaro fan enamorado del jamón ibérico de bellota. ¿Y a ti de qué manera te gusta comerlo?
