Imagínense vivir la experiencia de ir a un restaurante en el que no te recibe un host. Al que sólo puedes entrar con una contraseña. ¿Suena genial, verdad?
Así comienza una cena en Enigma, desde el primer momento los esquemas se rompen. Y realmente de los Adriá y todo su equipo, no podía esperar menos.
¡Innovar en la gastronomía es todo un reto!
En este restaurant, disfrutas de una velada con otros 28 comensales, a los que no ves durante toda la cena.
El recorrido comienza en un área de snacks, en la que disfrutas de 4 o 5 platos.
Después, pasas a el área de crudos donde pruebas un par de platos más, hasta que llegas al main dining room, donde te sirven una degustación de platos maridados con vino.
La planxa fue uno de los sectores que más disfruté por el dinamismo de la presentación y la sensación de cada uno de los sabores.
En este restaurant también hay postres, pero no es el final de la noche, porque luego de comerlos tienes acceso al 41 grados.
41 grados es un restautante convertido en bar, que se vuelve la parte final de la experiencia Enigma. El coctel que más me impresionó fue el gin tonic especial que nos prepararon, hecho a partir de una tónica especial, hecha a partir de la grasa de la vaca rubia.
¿Te gustaría vivir la experiencia enigma?