Como ya se los he dicho, desde que Russel está embarazada, nuestra dieta ha cambiado muchísimo. Me olvidé de cocinar carnes. Tratamos de que sea una alimentación más sana.
Les había prometido un post para hablarles de la nutrición durante y después de embarazo y en especial, de la incorporación del pescado en la dieta de mi esposa. Se comenta bastante sobre eso, pero la verdad es que a veces, nos falta mucha información.
Puedo decirles que añadir pescado al menú de las embarazadas es una buena manera de consumir proteínas y ácidos grasos que son muy saludables y necesarios para el organismo.
Sin embargo, hay que cuidar muy bien las cantidades y el tipo de pescado porque casi todos tienen trazas de mercurio.
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Lo que descubrí…
He estado investigando y leyendo mucha información sobre las comidas apropiadas para las futuras mamás y acá les comparto todo lo que hallé.
Para llevar una alimentación sana y sin poner en peligro la salud ni de la madre ni del bebé, es aconsejable comer entre dos y tres porciones de pescado por semana. Se pueden variar los tipos de pescado, pero siempre siguiendo ciertas indicaciones.
Lo mejor, es consumir una sola porción a la semana de algún pescado como el atún blanco y por supuesto, evitar los que tengan las concentraciones más altas de mercurio. Estos pueden ser el mero, el rape, dorado, bacalao negro, corvina blanca, bagre, entre otros.
Por su parte, la sardina, salmón, merluza, lenguado, calamares, cangrejo, y róbalo, se pueden comer de dos a tres porciones por semana.
Si se siguen estas recomendaciones, las mujeres podrán beneficiarse de estos productos del mar, sin sufrir ningún tipo de riesgo.
Pero desde ya les digo, sigan toooodas las indicaciones que les dé el médico especialista. Nadie más que él para indicarle a cada mujer lo que necesita durante el embarazo.
Mientras tanto, Russel y yo seguimos felices, viviendo cada momento nuevo en esta etapa, especialmente, comiendo sano pero delicioso.