Deshidratar o secar tomates es una grandiosa manera de llenar a este ingrediente de sabor. También la forma más rica de conservarlos y tenerlos guardados para cualquier ocasión.
Funcionan muy bien para usarlos en pastas, salsas, pizza, como aperitivo o sobre un pan tostado, y en cualquier presentación ¡quedan deliciosos!
El verdadero secreto de estos tomates está en que al secarse se intensifican su sabor y aroma. Por eso, cada vez que los usas, le aportas a tus recetas un toque singular. Pero basta de rodeos, porque si entraste a este post es porque quieres aprender a hacerlos en casa. Así que ahora te enseño la forma más fácil:
Al horno por unas horas
Con esta técnica no vas a tener que pasar semanas esperando por tus tomates, aunque es probable que al momento de conservarlos, te duren un poco menos. Esto lo puedes lograr en 3 pasos:
1. Elegir los tomates: Puedes usar cualquier variedad de tomate que quieras, pero los más recomendados son los romanos (pera) o los cherry. Si los harás con estos últimos debes tener en cuenta que se necesita más cantidad para que al final tengas una buena porción. Lo ideal es que los tomates estén en su punto de madurez, pero no pasados. Pues mientras más maduros y jugosos sean, será más difícil y lenta la deshidratación.
Si usas tomates pera, debes cortarlos por la mitad o en cuartos, luego bañarlos con suficiente sal, más especias de tu preferencia. Entre las especias que le van muy bien están el romero, la albahaca y el orégano.
2. ¡Vamos al horno!: Tomamos una bandeja para galletas y la cubrimos con un poco de aceite de oliva, luego colocamos los tomates y rematamos con un chorrito más de aceite. Los llevamos al horno a 65ºC (150ºF). Este punto es muy importante, pues para que se sequen bien, sin que se quemen, el calor del horno debe estar lo más bajo posible. Dentro del horno debes dejarlo al menos 6 horas, o hasta que notes que parezcan más unas pasas que tomates. Debes darle vuelta cada cierto tiempo para que el secado sea igual por todos lados.
3. Conservarlos: Este es el punto que más me gusta porque puedo ponerme creativo. Después de que estén bien deshidratados, los colocamos en un envase de vidrio, y comenzamos con la parte divertida. Podemos colocarle ajo entero, romero, orégano y para los más arriesgados, hasta queso. Eso sí, lo que nunca debe faltar es aceite de oliva. Llenamos los espacios sobrantes con aceite, tapamos, guardamos ¡y listo para cualquier ocasión!
Un tip extra
Aunque al horno es una buena forma, debo admitir que cuando se secan al sol son totalmente deliciosos. Por eso, si quieres intentarlo en casa, sólo debes aplicar los dos primeros pasos. Pero en vez de ir al horno, los llevas a una parte muy seca de tu casa, donde llegue suficiente sol. Allí deberás dejarlos por varias semanas hasta que tengan la textura deseada.
Sin duda el tomate tiene un lugarcito en mi corazón por lo increíble que es sus sabor. Y tú, ¿emplearás ya mismo esta técnica?
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