La revolución francesa trajo la tradición de abrir las botellas de champagne con sables o espadas, mejor conocida como sabrage.
Sabrage viene del francés sabré que significa sable, y es una técnica usada para abrir champagne con sables. ¿Cómo se hace? Pasando el sable por el cuerpo de la botella y la presión de las burbujas hacen que el cuello salga disparado.
¡Lo increíble es que el corcho y el cuello permanecen juntos incluso después de abrir la botella de esta forma!
«Champagne: en la victoria uno lo merece, en la derrota uno lo necesita». Napoleón Bonaparte aplicaba esta filosofía, y puedo asegurarte que muchas batallas ganadas se celebraron gracias al sabrage.
De esta historia hay 3 versiones:
-La primera asegura que Napoleón sólo consiguió su sable para abrir el champagne y de allí nace la técnica.
-La segunda cuenta que Veuve Clicquot era un viñedo visitado por soldados de Napoleón, quienes usaban el sabrage para impresionar a la joven dueña.
-La tercera afirma que la marina francesa celebraba sus victorias sobre los piratas usando el sabrage para diferenciarse de ellos.
¡Hazlo tú mismo! Sabrage en casa, sorprende a tus invitados
Para lograr el sabrage de manera correcta hay varios pasos (bien estudiados y muy estrictos) que seguir y l’Art du Sabrage (El arte del sabrage) los explica con detenimiento:
• Toma una botella de champagne que esté a un nivel alto de enfriamiento, la temperatura ideal sería cerca de los 3º Celsius.
• Cuidadosamente se removerá la capa de aluminio que cubre el corcho.
• Busca en el vidrio la línea de costura que cierra la botella, y abre exactamente en esa línea el aluminio que la cubre, aproximadamente un centímetro de ancho.
• Con el brazo extendido, apoya firmemente la botella introduciendo el dedo pulgar dentro de su base. Apunta hacia delante creando un rango aproximado de 30º con respecto al pecho.
• Desliza varias veces el sable por el cuello de la botella para que el conjunto de burbujas se activen.
• Proporciona un golpe ligero y verás como el corcho sale explosivamente y cae un tanto lejos de la botella.
Todos los días aprendemos algo nuevo, ¿no?