El pollo frito es una receta que todos aman, adultos y sobre todo, los más chicos. A pesar de que no es taaan saludable, es muy rico y te alegrará el día sólo de comerlo.
Si bien es muy sencillo de hacer y todas las recetas son muy parecidas, hay muchas formas de prepararlo. El objetivo de toda la preparación es que al final, el pollo quede muy crujiente.
Ahora bien, ¿hay un secreto para lograr ese crunchy que tanto nos gusta? Pues sí, es el vodka. Esta bebida es mucho más volátil que el agua y se evapora más rápido. Esto crea burbujas de vapor muy grandes y elimina la humedad del pollo rápidamente, lo que lo hace más liviano y crujiente.
Es decir, si quieres lograr un pollo frito realmente delicioso, debes agarrar esa botella vieja de vodka, ¡ya que necesitas muy poquito! con sólo agregarle dos cucharaditas a tu marinado, tendrás ese pollo estilo Kentucky que todos adoramos.
Otra razón por la cual el vodka ayuda mucho, es porque evita la formación del gluten en la mezcla, lo que da como resultado una capa superior mas delgada y suave, que cuando lo frías se volverá muy crujiente.
Esta técnica es muy usada en la comida coreana, en donde se hizo muy famoso comer pollo frito. Tanto así, que hay una palabra en coreano que significa «comer pollo frito mientras tomas cerveza».
Los coreanos, además de marinarlo con un poco de vodka, fríen el pollo dos veces. Lo hacen una primera vez, estando crudo todavía y a fuego medio/alto. Una vez que esté listo, se retira el pollo, se deja reposar un poco y se vuelve a freír a fuego muy alto pero por poco tiempo.
Esta técnica junto a la del vodka en el marinado, hacen que al pollo jamás le falte ese crunch que tanto queremos.